La Fuerza Interinstitucional de Reacción Táctica (FIRT) Olmeca detuvo la madrugada del domingo 12 de octubre de 2025 a Derek Jair “N”, alias “El Niño Sicario” o “El Niño Piedra”, presunto líder de una célula delictiva vinculada al secuestro, asesinato y distribución de drogas en los municipios de Centro y Paraíso, Tabasco.

El operativo se llevó a cabo en la ranchería Corregidora, quinta sección, cerca de la carretera Villahermosa–La Isla, donde también fue capturado José Asunción “N”, alias “El Chuncho”, supuesto operador bajo las órdenes de “El Chicle”, actualmente preso en el Centro de Reinserción Social del Estado de Tabasco (CRESET).

Según los reportes, los agentes detectaron a los sospechosos cuando intentaban incendiar una vivienda cuyos habitantes se habrían negado a pagar derecho de piso. Al notar la presencia policial, el adolescente intentó accionar una subametralladora tipo Uzi, calibre 9 mm, pero el arma se atascó, lo que permitió a los agentes detenerlo sin que se registraran lesionados.

Durante la revisión, las autoridades aseguraron una mochila negra con dosis de marihuana y cristal, así como cartulinas con mensajes amenazantes dirigidos a grupos rivales. En el teléfono celular del menor se hallaron videos de una mujer secuestrada presuntamente bajo su cuidado y evidencia del asesinato de otra víctima, cuyo cuerpo habría sido enterrado en una propiedad de Paraíso.

Ambos detenidos fueron puestos a disposición de la Fiscalía General del Estado (FGE) para la integración de las investigaciones correspondientes.

El caso de “El Niño Sicario” evidencia la persistencia del reclutamiento de menores por parte del crimen organizado en México.

De acuerdo con la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), entre 2006 y 2010 más de 25 mil niños y adolescentes estuvieron involucrados en estructuras criminales, y la cifra actual podría ser mucho mayor.

Expertos advierten que hoy el reclutamiento se realiza no solo en calles marginadas, sino también a través de plataformas digitales y videojuegos como TikTok, Instagram, Call of Duty o Roblox, donde se glorifica la cultura del narco y se normaliza la violencia.

El magistrado Samuel Ramos Torres, de la Sala Especializada en Justicia para Adolescentes de Tabasco, señaló que los delitos contra la salud cometidos por menores han aumentado hasta un 60% en los últimos años.

“Las organizaciones delictivas están utilizando no solo adolescentes, sino incluso niños de primaria”, advirtió.

Ramos Torres enfatizó que la delincuencia se aprovecha de las sanciones reducidas que enfrentan los menores y de su falta de conciencia sobre las consecuencias legales.

El Colegio de Abogados Tabasqueños pidió al Congreso local reformar las leyes para enfrentar estos casos, advirtiendo que enviar a jóvenes sicarios a reformatorios sin atención especializada puede convertirlos en una influencia negativa para otros internos.

El fenómeno de los niños sicarios ha tenido otros casos notorios en México.

Édgar Jiménez Lugo, alias “El Ponchis”, fue reclutado a los 11 años por el Cártel del Pacífico Sur y, a los 14, confesó haber decapitado víctimas por órdenes de los Beltrán Leyva.

Otro caso fue el de “Juanito Pistolas”, integrante de La Tropa del Infierno, brazo armado del Cártel del Noreste en Tamaulipas. Reclutado en la adolescencia, participó en enfrentamientos armados y murió a los 16 años durante un operativo de la Marina. Su figura fue después retratada en corridos y canciones de narco rap, reflejando cómo la cultura criminal ha normalizado la violencia juvenil.

Este caso vuelve a poner sobre la mesa la urgente necesidad de fortalecer las políticas de prevención y atención a la niñez en riesgo, así como de combatir el reclutamiento de menores por parte del crimen organizado.

Mientras tanto, las autoridades de Tabasco mantienen abiertas las investigaciones para determinar el grado de participación del menor en los delitos que se le imputan y esclarecer el alcance de la red delictiva que integraba.